Este artículo se centra en comprender exhaustivamente la eficacia práctica del Modelo de Diálogo Hablado (MDE) e identifica sus deficiencias en comparación con los modelos lingüísticos a gran escala (MLG) basados en texto, ya consolidados. Considerando la complejidad del diálogo hablado, destacamos los desafíos que plantean las características lingüísticas y fonéticas, como la polisemia, la homónima y la dependencia contextual. Para abordar estos desafíos, presentamos un conjunto de datos de referencia con 1079 instancias en inglés y chino, y evaluamos el rendimiento del MDE mediante un método de evaluación basado en MGL.