¿Lo que vemos es real o una creación de nuestra mente?
La intensa escena final de la tercera temporada de "El Juego del Calamar", que vi en Netflix hace un tiempo, aún me sigue dando vueltas en la cabeza. El juego final es el llamado "juego del calamar de gran altitud", que se desarrolla en el cielo. El juego se juega en pilares cuadrados, triangulares equiláteros y circulares perfectos, en orden. Especialmente en la escena del pilar redondo de la etapa final, el protagonista decide sacrificarse para escapar de las ataduras de la codicia que lo dominaban. Hasta ahora, el círculo simbolizaba la codicia y la obsesión, pero cuando el protagonista elige la muerte en este círculo por su hijo y su futuro, su significado se invierte por completo. Esta escena muestra vívidamente que la realidad que vemos no es absoluta y que su significado puede cambiar en cualquier momento según el entorno o la experiencia. Como referencia, la tercera temporada de El Juego del Calamar me pareció muy aburrida. ¿La cultura cambia nuestra forma de ver? Dos interesantes estudios sobre ilusiones Una historia similar se puede encontrar en dos estudios recientes sobre ilusiones visuales. El equipo de investigación de Ivan Kroupin, de la London School of Economics (LSE) del Reino Unido, mostró una imagen llamada «ilusión del cofre» a occidentales y namibios rurales. Curiosamente, los participantes occidentales veían principalmente cuadrados, mientras que los namibios rurales veían principalmente círculos. El equipo de investigación explica esto con la hipótesis del «mundo carpintero», que afirma que el entorno en el que vivimos determina la forma en que nuestro cerebro percibe el mundo. Pero otro estudio cuestiona esta hipótesis. Dorsa Amir y Chaz Firestone han demostrado que la ilusión de Müller-Lyer ocurre en humanos, animales e incluso niños ciegos, independientemente de su entorno. Estos dos estudios pueden parecer contradictorios, pero en realidad transmiten un mensaje importante: el mundo que vemos no es una realidad objetiva, sino algo que nuestro cerebro interpreta y crea constantemente. Ver y hablar son, en última instancia, «alucinaciones del cerebro». El neurocientífico Anil Seth describe la realidad como «una alucinación controlada creada por el cerebro». En otras palabras, nuestro cerebro no nos muestra el mundo objetivo tal como es, sino que lo interpreta subjetivamente basándose en nuestras experiencias, nuestro entorno y nuestra cultura. Lo interesante es que este fenómeno se aplica tanto al lenguaje como a la visión. Tomemos, por ejemplo, un estudio realizado por la psicóloga de la Universidad de Stanford, Lera Boroditsky, que pidió a hablantes de alemán y español que describieran las palabras “key” y “bridge”, y descubrió que los géneros de estas palabras estaban invertidos en ambos idiomas. En alemán, «key» es un sustantivo masculino y «leg» es un sustantivo femenino. En español, llave es un sustantivo femenino y pierna es un sustantivo masculino. Sorprendentemente, los hablantes de alemán describieron las teclas con rasgos masculinos como “pesado, fuerte” y las piernas con rasgos femeninos como “hermoso, elegante”. Los hispanohablantes, por otro lado, describieron las teclas con los rasgos opuestos. Del mismo modo, el lenguaje que usamos determina en última instancia cómo nuestro cerebro crea e interpreta la realidad. Lo que creemos «ver» y lo que creemos «decir» son, en última instancia, ilusiones controladas por el cerebro. El juego del calamar, una ilusión visual, la misma historia que cuenta el lenguaje La razón por la que la escena final del pilar circular en "El Juego del Calamar" fue tan impactante y por la que el lenguaje cambia nuestra percepción de la realidad es, en última instancia, la misma. El significado del mundo que creíamos absoluto puede cambiar en cualquier momento, y el mundo puede ser completamente diferente según el idioma, la cultura y las experiencias que tengamos. El mensaje común que nos transmiten las ilusiones ópticas, los estudios del lenguaje y el teatro es claro. El mundo siempre está siendo reinterpretado y recreado en nuestras mentes. Entonces, si queremos cambiar nuestras vidas para que sean más positivas, ¿no deberíamos primero cambiar la manera en que vemos el mundo? Así como el protagonista de "El Juego del Calamar" transformó el significado del arquetipo de la avaricia en sacrificio, nosotros también podemos cambiar el significado de lo que vemos y decimos en nuestras vidas. Las dificultades, el dolor e incluso la felicidad que experimentamos pueden, en última instancia, cambiar según nuestra perspectiva. De hecho, la obra "El Juego del Calamar" recibió tanta atención porque los juegos que recordamos de nuestra vida diaria o de la infancia se han convertido en juegos por los que adultos obsesionados con la avaricia arriesgan la vida. Si cambiamos un poco la perspectiva, ¿no surgiría algo completamente nuevo y divertido?
- Haebom

2