El estado de flujo suele aparecer cuando se trabaja en tareas difíciles o se aprende una habilidad nueva. En este estado, la persona se sumerge por completo, se olvida del entorno y se concentra solo en lo que hace. El tiempo pasa sin que se dé cuenta, y siente un interés y entusiasmo natural por su labor. Esto favorece tanto la resolución creativa de problemas como la productividad. Para experimentar el estado de flujo, la tarea y la capacidad deben estar equilibradas y ser retadoras a la vez. Así pueden mejorar tanto el rendimiento profesional como la satisfacción personal.