Al final, las indicaciones no son más que el lenguaje que usamos cotidianamente.
Hasta aquí hemos llegado al último capítulo de esta extensa guía de prompts. Entre los temas relacionados con LLM que más llaman la atención, está el de las “diferencias de expresión”. Se ha visto que, al formular el mismo prompt de forma más amable, usando lenguaje respetuoso, como si se pidiera un favor o se ofreciera un consejo, se obtienen respuestas de mejor calidad.
Hay quien dice: “En la era de la inteligencia artificial, saber cómo preguntar es lo más importante”, o “En la era de la inteligencia artificial, saber cómo hablar es lo más importante”. Y no están equivocados. Pero, ¿sabías esto? Desde que la humanidad inventó el lenguaje y la escritura, realmente nunca ha habido un momento en que saber cómo preguntar, responder o comunicarse no haya sido fundamental.
Hablamos y escribimos para interactuar con otros o para expresarnos. El concepto de “lenguaje natural” proviene precisamente de diferenciar el idioma que usamos cotidianamente de los lenguajes artificiales creados por el ser humano. Es decir, la manera en que nos expresamos cada día siempre es importante.
Siempre que damos una instrucción, hacemos una petición o rechazamos algo, utilizamos el lenguaje de esta manera. Los prompts no son la excepción. Expresarse de manera clara y detallada, estructurando, organizando por niveles y hablando con lógica, es la mejor manera de construir buenos prompts.
En realidad, las técnicas presentadas en esta guía también tienen mucho sentido si se aplican al lenguaje natural, al lenguaje que usamos en la vida cotidiana. Porque en el fondo se trata de cómo comunicarse bien. Llamar a esto “prompt engineering” o “prompt design” me parece una cuestión de marketing, como el metaverso o la web 3.0. Al final, lo que hacemos es introducir prompts como instrucciones para la inteligencia artificial, y cuanto más fácil sean de entender (también para las personas), mejor funcionan.
Gracias por leer hasta el final.
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